Si soy autónomo y me voy de vacaciones, ¿me compensa darme de baja?

 

Ser jefes de sí mismos significa poder cerrar la actividad en cualquier momento, pero a la vez implica dejar de tener ingresos y seguir pagando gastos. Por ello, hay trabajadores por cuenta propia que eligen darse de baja en las temporadas de actividad más floja, que a menudo coinciden con las épocas de vacaciones. Es algo que está permitido por la ley y que supone ahorrarse la cuota de la Seguridad Social, de unos 267 euros al mes para quien está acogido a la base mínima (casi el 90% del colectivo). Pero, ¿compensa dejar de cotizar por unos centenares de euros?

 

Desde la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) desaconsejan darse de baja durante las vacaciones, y recuerdan que de la cuota que se paga a la Seguridad Social “dependen la pensión, las bajas o la maternidad”.

 

En el caso de enfermedad común, por ejemplo, es necesario haber realizado aportaciones a la Seguridad Social durante, al menos, 180 días en los cinco años anteriores a la solicitud para poder cobrar el subsidio por incapacidad temporal. Asimismo, para recibir la prestación por cese de actividad —el paro de los autónomos, cuya cotización es voluntaria— se exige haber aportado de manera continuada durante los 12 meses inmediatamente anteriores a la solicitud, incluido el mes en el que se produce el cese. Por otro lado, si el profesional está gozando de alguna bonificación en la cuota, como la tarifa plana de 50 euros durante los primeros seis meses o la reducción concedida a los autónomos colaboradores, la perdería. “Al volver a darte de alta ya no tendrás esas ventajas”, recuerdan desde ATA.

 

El trabajador con tarifa plana pierde la ayuda al darse de baja

 

Sin hablar de la jubilación. La reforma de 2012 prevé que la pensión pase a calcularse de forma gradual sobre lo cotizado durante los últimos 25 años trabajados, y ya no sobre los últimos 15, como ocurría antes del cambio normativo. Este nuevo modelo implica empezar a preocuparse en edades más tempranas por lo que se cobrará al término de la vida laboral. En el caso de los autónomos, la inquietud debería ser aún mayor: la pensión media de este colectivo es de 700 euros, según los últimos datos de la Seguridad Social, frente a los 1.188 euros de los asalariados.